Lo que comúnmente se conoce como celulitis en medicina estética se define como una alteración del tejido subcutáneo que provoca una alteración de la forma corporal femenina. Se presenta principalmente en la cara externa de los muslos, la cara interna de las rodillas, los glúteos y el abdomen, con un aspecto característico «acolchado» y de «piel de naranja».
Esta alteración suele afectar más a las mujeres debido a que tienden a que la distribución de las fibras de colágeno sea vertical, especialmente en la parte inferior del cuerpo. Estas fibras forman una especie de bolsa en la que los lipocitos crecen. En contraposición, los hombres tienen esta disposición en forma cruzada o de red, lo que enmascara más el aspecto visual de la celulitis.
Existen varios factores que influyen en la celulitis como por ejemplo los factores hereditarios como el sexo, raza, biotipo y distribución del tejido graso.
Entre estos factores también se encuentran los alimentarios. Más que la cantidad de comida en lo que debemos centrarnos es en la calidad de la misma. Una dieta deficiente de alimentos saludables, naturales y equilibrados y a favor de alimentos procesados, alcohol y con grasas trans, aumenta la formación celulítica.
No hay que olvidar que el estrés, la ansiedad y la frustración pueden producir un aumento de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) que, en altas concentraciones, estimula la lipogénesis.
La cantidad de grasa también influye en la formación de la celulitis. Cuanta más grasa se acumule en el cuerpo, más se tensarán los conectores y más se notarán los bultitos a simple vista.
En cuanto a la formación y el estado de la celulitis también tiene que ver la elasticidad de los conectores. Si estas fibras de colágeno son muy rígidas tienen menos capacidad de estirarse y por tanto aparecerá celulitis incluso con niveles de grasa relativamente bajos. Uno de los factores por los que los hombres tienen menos celulitis, incluso con acumulaciones severas de grasa, es que su tejido conectivo es diferente (como he apuntado anteriormente es más en forma de red que de pilares paralelos tal y como se da en las mujeres).
Es esencial no perder de vista que el músculo es la base sobre la que se asienta todo lo demás. Es decir, el tono muscular que tengamos, influirá en la cantidad de celulitis y el aspecto de ésta. Para que nos entendamos: Los músculos son los cimientos. Si la musculatura es débil, lo que está encima tiende a colapsar, magnificando los efectos de la celulitis. Tener más músculo y mejor trabajado da mayor firmeza a la superficie y hace menos visible la celulitis.
Es similar lo que ocurre con el grosor de la piel. Cuanto más gruesa sea la piel, más firme será la superficie y menos celulitis se formará. Los hombres en general tienen la piel (dermis y epidermis) más gruesa que las mujeres, lo que representa otro factor protector.
Tipos de Celulitis
En 1999, Bartoletti amplió la descripción clínica de Binazzi sobre la celulitis y le agregó un cuarto tipo a la clasificación que había redactado anteriormente el segundo haciendo que su diferenciación sea la que más se utiliza actualmente en el campo médico estético.
En primer lugar encontramos la celulitis dura o compacta. Es propia de mujeres jóvenes con actividad física regular, las cuales tienen una piel con aspecto aspecto compacto y firme y se asocia frecuentemente con estrías. Es la que responde mejor a los diversos tratamientos.
También encontramos la celulitis blanda se asocia con hipotonía muscular y flaccidez. Se da en mujeres inactivas y de edad adulta (frecuente por encima de los 40 años) o en aquellas que se han sometido a frecuentes y drásticas dietas de adelgazamiento. Puede haber alteraciones vasculares (telangiectasias y varices).
La celulitis edematosa es la menos frecuente y la más severa. Se manifiesta por un aumento de volumen de los miembros inferiores con signo de Godet positivo y suele influir que la piel es fina. Propicia una sensación de pesadez y malestar en las piernas y , además, los síntomas vasculares asociados son intensos.
Por último, encontramos la lipodistrofia, se trata de unos depósitos adiposos localizados en zonas específicas, trocantéreos, cara interna de rodillas y cara externa de muslos, independientes de obesidad, sin alteración de la superficie cutánea. No se aprecia ni fenómeno del colchón ni piel de naranja, por lo que, en lugar de celulitis en sentido estricto, hay que hablar de lipodistrofia o esteatopigia.
¿Cómo se puede combatir o reducir la celulitis?
Principalmente, las mujeres que se aquejan de esta alteración buscan soluciones con las que atenuar el aspecto grumoso de ciertas zonas de su cuerpo y para ello se pueden plantear diversos abordajes.
En primer lugar tenemos la opción de favorecer la masa muscular en detrimento de la masa grasa. El ejercicio no sólo trabaja y fomenta la síntesis proteica en el músculo sino también en los tendones. La síntesis de colágeno en el hueso parece estar regulada por la biodisponibilidad de aminoácidos pero no de lípidos o glucosa. Esta estimulación de la masa muscular puede darse también por la adición de proteínas, que estimula el anabolismo muscular aun en pacientes de edad avanzada. Es más pronunciada con el consumo directo de la proteína que si se ingieren sus aminoácidos constitutivos de forma aislada. Por ejmeplo, los suplementos proteicos mantienen y preservan la masa magra en mujeres de edad avanzada.
Estudios recientes muestran que una ingesta elevada de proteínas incrementa la saciedad, aumenta la termogénesis, modifica la composición corporal, disminuye el ratio energía-eficiencia y aumenta la oxidación de grasas, entre otros beneficios.
Por todo ello, una dieta alta en proteínas modifica la composición corporal favoreciendo la masa magra. Además, la forma más eficiente de eliminar grasa en el adipocito es mediante la termogénesis. Se trata de evitar el excesivo consumo de carbohidratos e ingerir una cantidad suficiente de proteínas.
Otra opción para combatir la temida celulitis es disminuir la lipogénesis. Los ácidos grasos Omega 3 regulan una variedad de genes involucrados en la diferenciación celular, crecimiento y metabolismo. Éstos ácidos también dirigen los ácidos grasos hacia la oxidación y contra el almacenamiento. Funcionan como activadores del PPAR alfa, es decir, el factor de transcripción responsable para la inducción de los genes que intervienen en la oxidación lipídica y la termogénesis.
La estimulación de la microcirculación es otra diana terapéutica en el tratamiento de la celulitis. La remoción de fluidos y elementos tóxicos acumulados mejora la regulación de la matriz intersticial, la actividad de los fibroblastos y disminuye el edema intersticial. De esta manera, el tejido adiposo permanece más nutrido y oxigenado, lo que redunda en un aspecto visual mucho más sano y liso de la piel.
La alimentación también es un factor clave para mantener la celulitis a raya. Hay una serie de micronutrientes y plantas que ayudan al mantenimiento de una buena función vascular:
La Vitamina C mejora la función vasomotora y el endotelio vascular, aumenta los niveles de NO (óxido nítrico) endotelial. La Vitamina E mejora el flujo microcirculatorio y el endotelio vascular. También el ácido fólico mejora la función endotelial ya que incrementa los niveles de NO (óxido nítrico)
El té es uno de los grandes aliados. Por ejemplo el té verde (polifenoles) mejora la función endotelial y el flujo sanguíneo. Los polifenoles del té destacan en cuatro propiedades: efecto relajante vascular, protector de la disfunción endotelial, antioxidante e hipolipemiante.
También hay plantas medicinales de conocida acción diurética y que tienen una aplicación en el tratamiento del edema y la retención de líquidos. La papaya y piña son antiinflamatorias y antiedematosas. La uva roja es rica en taninos y antioxidantes. Las procianidinas que contienen mejoran la permeabilidad capilar arterial y linfática.
Por otro lado, la alcachofa tiene muchos componentes activos tales como la cynarina, el ácido ascórbico y flavonoides. Tiene efecto antiedematoso y diurético y estimulante de la circulación. El meliloto: reduce el edema linfático y disminuye la permeabilidad capilar. Se recomienda en pacientes con insuficiencia venosa crónica y congestión linfática. Y finalmente, la cola de caballo mejora la permeabilidad capilar.
Conclusiones
La celulitis es un trastorno muy frecuente y sin embargo poco estudiado con detenimiento. Durante años, los tratamientos han carecido de fundamentos científicos sólidos. Aunque se han estudiado diferentes teorías, es necesaria una teoría o explicación global que unifique el fenómeno. La realidad en la actualidad es que las numerosas terapias disponibles son sólo parcialmente eficaces: la celulitis siempre reaparece de forma natural si no se le mantiene a raya de forma estricta con todas las pautas de alimentación y deporte que requieren (dejando a un lado los factores genéticos y físicos propios de cada persona). Es por ello que la celulitis no debe obsesionar a la persona. Igualmente peligrosa es la obesidad que la obsesión por liberarse del último resquicio de grasa que tenga nuestro cuerpo. Y es que no se debe olvidar que, biológicamente, una mujer no está diseñada para tener niveles de grasa que ronde el 10 o 12%. Solo algunas mujeres atléticas con un elevadísimo nivel de deporte y una estricta dieta alta en proteína logran mantenerse en esos niveles. Son aquellas que físicamente están completamente definidas y además suelen tener una genética que les ayuda a ello.
Cada persona, cada mujer es un mundo y es un error compararse con otras y sobre todo, con las que se sitúan en la élite del fitness y el deporte. No son la norma. La comparación en ellas solo llevará a una insatisfacción permanente de la persona con su propio cuerpo y no se trata de eso. Se trata de aceptar las propias características para buscar la mejor versión de uno mismo, sin fijarnos en el de al lado. Disfrutando del ejercicio y de la comida con sensatez. Tratando de trabajar una vida saludable.
Bibliografía
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